Artículos año 2014 CÓMPETA

Un no pretendido descarte por falta de alojamiento en Jávea nos llevó a buscar un nuevo destino en Torrox. El resultado final fue dar con una oferta interesante de precio calidad y, a la postre, llevarnos al descubrimiento de una población pintoresca donde las haya. Cómpeta es un pueblo de la Axarquía malagueña cercano a las costas de Nerja, Torrox o Vélez Málaga según la orientación desde donde se divise. En nuestra llegada accedimos a través de una sinuosa carretera de montaña que se convirtió en un interminable rosario de curvas y cuestas hasta llegar al sorprendente destino situado en el Hotel Balcón de Cómpeta.

Nos recibió María, la recepcionista que se encargó de presentarnos la población como única, blanca, empinada, rural, hermosa, acogedora… no le faltaría razón.

La primera visita es de reconocimiento a través de la calle San Antonio hasta llegar a la Plaza Alijara y a la Iglesia. Ambiente lleno de guiris y terrazas. Nos acomodamos en Casa Perico y degustamos el primer pescaito junto a unos aguacates autóctonos en ensalada. La primer sorpresa nos la proporciona una música ambiental que en el silencio de la noche se va volviendo cercana, repetitiva, impropia de los acelerados tiempos actuales y menos al aire libre. Se trataba de un corro vecinal que cantan canciones tradicionales tomadas del inicio de las tareas de vendimia. Son todos mayores que cantan coordinados al compás del almirez, la zambomba, la botella rascada y la pandereta. Una mujer hace las veces de introductora de las nuevas estrofas o de la nueva melodía.

Se acerca el alcalde y se une al grupo. Le ofrecen como a nosotros una silla y nos comentan por lo bajo que fue cura en el pueblo y luego cambió la sotana por la política. Después nos ofrecen rosquillas caseras y bebida para completar la generosa y espontánea velada. Al día siguiente descubrimos un nuevo itinerario para bajar a la playa tomando la carretera que atraviesa Sayalonga y Algarrobo y finaliza en La Caleta, la primera y más cercana playa a nuestro alcance. No hace falta describir lo que supone una mañana de playa salvo el tiempo que permite relajarse con la lectura, la contemplación siempre rica del mar o las múltiples escenas de los bañistas dispuestos a tostarse sin escrúpulos.

Lo mejor queda para la hora de la comida cuando podemos degustar unos espetos de sardinas asadas al calor de la brasa de leña auténtica. No vienen solos. Les acompañan unas deliciosas pechinas y unos pimientos también braseados en el mismo fuego. La suave y fresca brisa marina nos hace más amable la hora de la siesta. Regresamos al hotel para seguir explorando la población y gozar de su ambiente nocturno en la Plaza Almijara.

Aprovechamos la fecha de nuestro aniversario de boda para conocer Málaga capital, a la que hacía bastante tiempo que no visitábamos. Recorremos el centro, la zona comercial y desembocamos en la Catedral y su entorno. Comemos al aire libre en uno de los múltiples sitios preparados para el turismo mientras sufrimos el acoso de los múltiples sobrevivientes callejeros que tratan de ganarse la vida a costa de los turistas.

Visitamos Torremolinos ya por la tarde y nos decepciona. Es un ejemplo más del turisteo deprimente basado en el consumismo y el hacinamiento en una población desdibujada y carente de personalidad. No todo había de ser negativo. Tomamos un café con una torta de canela de elaboración tradicional que nos supo a gloria. Regresamos al Hotel y aguantamos una espera inexplicable para tomar una barbacoa especial que no lo fue tanto y sólo el postre de higos con vino de Cómpeta endulzó el amargor del mal rato previo. Y así varios días más cambiando de playa y de lugares cercanos. Probando nuevos sitios para buscar sorpresas culinarias. Como en la Taberna de Óscar que nos ofrece platos elaborados con especias árabes y un vino moscatel seco de gran calidad.

Descubrimos un mirador y una cala con escasa concurrencia camino de Nerja. Comemos con vistas al mar en un chiringuito magnífico. Nerja nos gusta por su ubicación, por sus vistas desde el Balcón de Europa y por su atractivo comercio en sus calles céntricas. Llega finalmente el día previo al regreso y se anuncia la Noche del Vino. Es la conmemoración del inicio de las tareas de vendimia la pisa de la primera uva. La Plaza del Vino es un hervidero de gente que va acudiendo a medida que avanza el tiempo. Hasta llegar allí, un mercadillo medieval jalona las estrechas e intrincadas callejuelas. Un cetrero hace volar planeando a sus peculiares aves para asombro y susto de los asistentes. Se entregan premios a personas relevantes vinculadas de algún modo a la población.

Una de ellas es Betty Misiego, la eurovisiva cantante que representó a España en 1979. Su fisonomía sigue siendo reconocible. El atleta Borja Vivas, medalla de plata en lanzamiento de peso en los últimos europeos, hace las veces de pisador de honor de esta vendimia. Por la noche, la Plaza Almijara se convierte en un escenario flamenco por el que desfilan entre otros Raúl El Balilla, Pepe El Carrete y otros cuantos artistas de fama en la especialidad. La plaza bulle y se entusiasma con las actuaciones para sorpresa de quienes no somos flamencos.

La noche está llena de ruidos y nos ofrece una desagradable despedida solo imputable a sus especiales circunstancias. Mis versos resumen el sentir de estos últimos momentos:

Cómpeta, te descubrimos

como sitio pintoresco y acogedor

si no fuera por las voces

y los ruidos de las motos

sería mucho mejor.

Justo López Carreño
Agosto de 2014





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