Artículos año 2023 Lucien Freud


(Con notas tomadas del librito de introducción a la exposición “Lucien Freud, nuevas perspectivas)

He asistido a mi primera exposición en directo tras la pandemia, en compañía de mi primo Pedro, y en un escenario de primer orden como es el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid en el que se exhibe una colección de más de cincuenta cuadros de Lucien Freud, el nieto del padre del Psicoanálisis y uno de los pintores más interesantes de la llamada Escuela de Londres, cuya NationalGallery ha cedido la mayor parte del contenido de la misma.

Dicen que en la en la edad madura llegó ya a convertirse en una leyenda debido a que su vida personal se desarrolló en ambientes muy opuestos: tanto aristocráticos como en los bajos fondos.

Freud se decantó siempre por el arte figurativo en una época en la que dominaba la abstracción. Centró su tarea en los seres humanos, así que el autorretrato, el retrato y el desnudo fueron el eje principal de toda su producción artística. Tradicionalmente se le ha vinculado a la llamada Escuela de Londres, que era un grupo de pintores figurativos tales como Francis Bacon, Frank Auerbach, León Khossoff o Michael Andrews.

Decía el pintor que cuando pintaba, su intención era provocar sensaciones al ofrecer una intensificación de la realidad. En sus retratos y autorretratos nos hace testigos de una tensión presente en la vida de la gente de aquella época.

Al filo de los años 60 es cuando su obra empezó a florecer con retratos iniciales de ejecución minuciosa que dieron paso a otras obras con una técnica más suelta aplicada con pinceles más gruesos.Comenzó a pintar de pie moviéndose alrededor de sus modelos si bien de forma siempre lenta y pausada como comprobamos en varios de los cuadros, Freud comenzaba a pintar desde el centro de la composición y la pintura iba expandiéndose hacia los extremos.

Muy celoso de su privacidad, el artista retrató sobre todo a personas del entorno más próximo: amantes, familiares o amigos, poniendo al descubierto su lado más íntimo a veces con cierta crueldad.Siempre pintaba al natural, con modelos sometidos a un duro régimen de largas y agotadoras sesiones de posado, en insólitas posturas, con una proximidad física que le permitía capturar los más mínimos detalles.

Su habilidad para evocar en sus obras una intimidad no erótica, como el cariño, la amistad o el afecto paterno, queda reflejada en sus retratos dobles, que escenifican las relaciones a través de poses entrelazadas que concibe el propio pintor.

Esa partir de 1980 cuando realiza retratos que se conciben en contra de las convenciones tradicionales.En este caso es el modelo el que debe entregarse al pintor y acceder a someterse a sus severas condiciones sobre la forma de posar o la duración de las sesiones en su estudio e incluso admitir que el halago no desempeñará ningún papel en su imagen. El barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza fue uno de los privilegiados y posó para él en dos ocasiones.

Freud recuperó el estudio para la modernidad, es decir, que a partir de los años 1970 el espacio del estudio se convierte en su escenario y tema de su pintura.

Una de las partes más destacadas e impresionantes de la exposición es lo relativo a la carne.Retratos desnudos en los que domina la reflexión sobre la plasticidad de la carne, el elemento más destacado y repetido en la carrera del pintor. En las últimas décadas las pinturas de los monumentales cuerpos desnudos de Leigh Bowery y SueTilley le convierten en pionero de la representación de anatomías de una fisicidad tan poco complaciente que casi siempre subvierten los límites del decoro.

Al final del recorrido, también pudimos ver una selección de fotografías del artista David Dawson, ayudante de visión Freud durante los últimos 20 años de su vida, que ofrecen una visión del laboratorio secreto del pintor y de su proceso pictórico.




Justo López Carreño

Febrero de 2023

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