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Carlos Martínez Aguirre
Carlos Martinez Aguirre fue mi compañero durante dos cursos en el I.E.S. “Alonso Quijano” de Pedro Muñoz. Su especialidad eran las lenguas clásicas, es decir Griego y Latín, pero su afición por la literatura y la tertulia así como su gusto por las nuevas tecnologías en su propia página web, nos provocaron numerosos momentos de charla amena y distendida al margen de la actividad profesional.
Más tarde llevó a cabo en Alcázar un recital con su obra en la entonces llamada sala Chan-Chan situada en la calle ferrocarril. A Carlos le acompañó con su música un islandés llamado Jon Sigurdur. Quizá lo más significativo es que fue finalista del XII Premio de Poesía Hiperión con su primer libro “La camarera del cine Doré y otros poemas” del que ofrezco algunos de los textos que vienen a continuación. LA CHICA DEL GÁNGSTER Bebimos juntos una nueva copa de whisky y después encendimos un par de cigarrillos. Recuerdo que llevabas un vestido precioso y los espectadores supongo que notaban que te habías teñido el pelo de caoba, a pesar de que, claro, todo era en blanco y negro. Después yo te pedí durante unos momentos que me dejaras ver tu collar de diamantes. En el guión supongo que yo actuaba de gángster, y en un principio quise robar la gargantilla, pero el whisky, me temo, me nubló las ideas, así que me lancé directo a por tu cuello y al fin pude morder tus labios con mis dientes y conocí por fin a qué saben tus besos. Y me sentí feliz como en una película de Cukor, de Minelli, de Lubitsch o de Capra. Y casi no importaba que aquello fuera un sueño. DITIRAMBO DEL POETA VICTORIOSO Ni con diamantes, ni con oro lidio, ni con píala o incienso perfumado, ni con piedras preciosas, ni con lino, ni siquiera con púrpura violácea, he logrado rendir a mi muchacha. ¡Mas mis versos tampoco lo han logrado! ¿Dónde ahora están las Musas, dónde Apolo? ¡Mucho sabéis cuidar de los poetas! ¡Qué marchitos están vuestros laureles! Mas guardemos la calma. Disfrutemos del amargo sabor de la derrota; aún el jardín está lleno de llores, y aunque no las hubiera, poco importa: hoy me sienlo más fuelle que la noche. Y tú Propercio invítame a una copa en el Averno, que me la he ganado. A LOU SALOMÉ Para qué quiero luz si están sus ojos, profundidad azul que todo puede arrastrar tras de sí, para qué quiero seguir luchando con aguda espada cuando a su lado cantan las estrellas y el mundo duerme con gentil sopor y de mi pecho ya no brota sangre ni mi mirada ciega los abismos, cuando a su lado del jardín del tiempo los frutos crecen con dorado gozo y en mi desierto los arroyos brotan y con sus lenguas mi amargura barren, cuando a su lado las espinas cesan y el corazón anhela con arrojo el porvenir, la eternidad, el sino, la eterna vuelta sobre el tiempo eterno, cuando a su lado yo me siento libre como un fantasma, libre del cansancio, como en un cielo claro de noviembre, cuando a su lado yo me siento libre lejos del bien, del mal y el sufrimiento. ESOS TESTS A M." Angeles Harguindey Nunca preguntan nada de mí en esos tests. En esos tests que te preguntan algo de todo nunca preguntan nada de mi. Los cuestionarios, nunca preguntan si me divierte hablar con mi sombra. Y a mí me gusta contarle cosas. Los cuestionarios tampoco incluyen dar un paseo como afición. Hubo una vez que preguntaron sobre los libros. Es un detalle. Los muertos saben contar historias en su silencio. Algunas veces cierro un volumen y lo acaricio. ¡Les quiero tanto! ¡Ah! No preguntan tampoco nunca si hago poemas. Y es una suerte que yo no pinte. Pero da igual. Pienso que al menos, sí, deberían decirlo al menos. Ya se que yo no contestaría. Pero da igual. No sé quién hace esos cuestionarios. Nunca preguntan nada que sirva. ¿Ellos no buscan una muchacha y se enamoran? ¿No se divierten después diciendo Cosas bonitas? ¡Qué raros son! Nunca preguntan nada de mí En esos tests. LA CAMARERA DEL CINE DORÉ A Tania Marot La camarera del cine Doré tiene unos ojos que quitan el hipo, una sonrisa preciosa y un tipo que aleja el sueño mejor que el café. Lleva una trenza que verla da gloria y al acercares a servir a la mesa luce tan guapa como una princesa y da una fiebre de amor transitoria. Es tan bonita que quiero creer que se ha escapado de algún fotograma o de un cartel, y también que sin duda sus dulces besos habrán de tener todo el ardiente calor de una dama de alguna vieja película muda. DALILA Al director del coro. A! modo de "Delilah ". Cuentan los Libros de Jueces historias obscenas. Dulces historias nacidas de un candido ayer. Cuando bajaban a Gaza de putas los héroes. Tiempos de horror y justicia, de sangre y de fe. Era Sansón un muchacho de largos cabellos. Gran jugador, asesino, la flor de Yavé. Un formidable guerrero de bajos instintos. Fue el elegido por Dios como Juez de Israel. Y era Dalila la chica más guapa de Gaza. Una monada, la joya de todo el burdel. Piel de manzana perversa, pestañas de luna. Fuego con muslos de diosa y perfil de mujer. Con el antiguo calor de esos tiempos se amaron. Fueron sus noches de pura lujuria y placer. Pero el amor de Dalila tenía su precio. Precio que pagan los fíeles del culto a Astarté. ¡Ay, mi Dalila! Deja que muera en tus brazos de amor otra vez. |
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